CATALOGO
DE RECURSOS HUMANOS E INFORMACION
RELACIONADA CON LA TEMATICA AMBIENTAL
EN LA REGION ANDINA ARGENTINA
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- CARACTERIZACION GENERAL Y ESTUDIOS TEMATICOS POR PROVINCIA -





INDICE

PROLOGO
 

CAP. 1 LA REGION ANDINA ARGENTINA
 

CAP. 2 RECURSOS Y PROBLEMAS AMBIENTALES DE LA PROVINCIA DE MENDOZA
 
  MAPA POLITICO - ADMINISTRATIVO (en pantalla nueva)

CAP. 3 MAPA CLIMATICO DE MENDOZA
 
  MAPA CLIMATOLOGICO (en pantalla nueva)

CAP. 4 GEOMORFOLOGIA DE LA PROVINCIA DE MENDOZA
 
  MAPA GEOMORFOLOGICO  SECTOR NORTE   SECTOR SUR   REFERENCIAS  (en pantalla nueva)

CAP. 5 HIDROGEOLOGIA DE LA PROVINCIA DE MENDOZA
 
  MAPA HIDROGEOLOGICO CON REFERENCIA A LAS CUENCAS DE AGUAS SUBTERRANEAS (en pantalla nueva)

CAP. 6 SUELOS DE MENDOZA
 
  CLASIFICACION TAXONOMICA DE SUELOS (en pantalla nueva)

CAP. 7 VEGETACION DE LA PROVINCIA DE MENDOZA
 
  MAPA DE VEGETACION REFERENCIAS (en pantalla nueva)

CAP. 8 COBERTURA VEGETAL DE MENDOZA
 
  MAPA DE COBERTURA VEGETAL (en pantalla nueva)

CAP. 9 PROVINCIA DE SAN JUAN
 
  MAPA POLITICO - ADMINISTRATIVO (en pantalla nueva)

CAP. 10 CLIMA DE LA PROVINCIA DE SAN JUAN
 
  MAPA CLIMATICO (en pantalla nueva)

CAP. 11 GEOMORFOLOGIA DE LA PROVINCIA DE SAN JUAN
 
  MAPA GEOMORFOLOGICO (en pantalla nueva)

CAP. 12 HIDROGEOLOGIA DE SAN JUAN
 
  MAPA HIDROGEOLOGICO CON REFERENCIA A LAS CUENCAS DE AGUAS SUBTERRANEAS (en pantalla nueva)

CAP. 13 SUELOS DE SAN JUAN
 
  CLASIFICACION TAXONOMICA DE SUELOS (en pantalla nueva)

CAP. 14 COBERTURA VEGETAL DE SAN JUAN
 
  MAPA DE COBERTURA VEGETAL (en pantalla nueva)

CAP. 15 PROVINCIA DE LA RIOJA
 
  MAPA POLITICO (en pantalla nueva)

CAP. 16 EL CLIMA DE LA RIOJA
 

CAP. 17 GEOMORFOLOGIA DE LA RIOJA
 
  MAPA GEOMORFOLOGICO (en pantalla nueva)

CAP. 18 HIDROGEOLOGIA DE LA PROVINCIA DE LA RIOJA
 
  MAPA HIDROGEOLOGICO CON REFERENCIA A LAS CUENCAS DE AGUAS SUBTERRANEAS (en pantalla nueva)

CAP. 19 SUELOS DE LA RIOJA
 
  CLASIFICACION TAXONOMICA DE SUELOS (en pantalla nueva)

CAP. 20 VEGETACION DE LA RIOJA
 

CAP. 21 COBERTURA VEGETAL DE LA RIOJA
 
  MAPA DE COBERTURA VEGETAL (en pantalla nueva)






 

PROVINCIA DE LA RIOJA

 

Lic. Horacio Rosa* e Ing. Manuel Mamaní1

 

INTRODUCCION

Frente al "país nuevo" platense, hay una "vieja Argentina" del NW, un país de vieja civilización latino-americana.

Esta vieja Argentina es próxima pariente de Chile Central y del Perú por la antigüedad de su poblamiento donde, sobre un fondo indio se ha desarrollado una civilización totalmente hispanizada, y hoy aunque las transformaciones la hacen parecerse más al Plata que al área andina, hunde de todas maneras sus raíces en aquel trasfondo. Sí, esta vieja Argentina parece estar en una suerte de justo medio entre los países que han quedado fuertemente indianos: Bolivia y Perú en los Andes.

La Rioja junto a Catamarca carece de la posición y vocación semi-tropical que poseen otras provincias argentinas del Norte, vinculadas más al sector del altiplano andino. Tampoco posee hoy la potencia económica de Cuyo ni de Córdoba.

De estas últimas y del litoral las separa un ancho corredor semidesértico, las "travesías".

La Rioja no es rica, salvo en la capacidad, históricamente demostrada, de sus gentes y en sus atractivos paisajes y recursos arqueológicos que bien merecen un estímulo turístico y económico. Pero lo más importante es que La Rioja, y su hermana Catamarca, representan de alguna manera, la "conciencia nacional argentina".

Provincia del NW argentino, antiguo núcleo de poblamiento, La Rioja presenta un cuadro sorprendente y espectacular y una situación económica y social un tanto deprimida y aislada que puede contrastar hoy, con el floreciente estado de épocas no muy remotas aunque su personalidad sigue vigorosamente definida en su conjunto. Sus fronteras con Chile, y con las otras provincias vecinas se presentan vastas, áridas, despobladas, inhospitalarias.

La Rioja forma parte de una región que representa el sector más austral de un conjunto montañoso en el que la Puna y la Cordillera de Los Andes constituyen por su estrecha asociación el elemento complejo básico. Así La Rioja participa del área andina a pesar de que la fisonomía del conjunto de montañas andinas se modifica a la altura de sus fronteras: la montaña sufre importantes cambios estructurales y fisonómicos aunque su carácter austero y atormentado continúa. La masividad persiste pero numerosos y profundos valles y quebradas de marcada dirección N-S confieren al conjunto montañoso un aspecto nuevo y característico.Es evidente, desde el punto de vista fisiográfico un dualismo montaña-llanura, cuya transición lo hacen vastos piedemontes.

Las sierras pampeanas, parecen surgir en medio de "pampas", como lo señalan antiguos viajeros, como si fueran islas en el mar.

La Puna posee un ambiente que parece proyectarse por doquier. Por un lado su flora está presente en las alturas de las sierras y ciertos rasgos fisonómicos se repiten tales las redes de drenaje centrítedas de salares y barreales.

En todo el conjunto son visibles las influencias de las intensas fuerzas orogénicas constructivas. Compresión, pliegues y cortes originaron cada uno de los sistemas montañosos y las grandes fracturas y hundimientos que originaron las cuencas y valles que caracterizan su geografía. La erosión de los macizos

relieves ha creado laderas y conos de deyección de amplitud excepcionales provocando la impresión de que las montañas están inmersas en sus propios detritos.

Al E se presenta una región baja, relativamente plana, con sedimentos fluviales y eólicos arenosos y arcillosos, un verdadero umbral hacia los bloques elevados de las montañas del Oeste, desde las planicies chaqueñas.

El contacto entre las montañas y las áreas definidas se presentan glacis, conos aluviales y terrazas.

La red hidrográfica de La Rioja se caracteriza por la ausencia de ríos permanentes y la gran cantidad de torrentes, arroyos y ríos secos, la mayoría sin desagües y de corto trayecto, perdiéndose en depresiones, y en su propio lecho. Sus crecientes dependen de las escasas pero torrenciales lluvias de verano.

La región está comprendida en el "ángulo muerto" de disponibilidad de agua, en el eje mismo de la diagonal árida de la América del Sud. Un clima duro de calores fuertes y escasas lluvias crean condiciones xéricas que condicionan el desarrollo de la vegetación, los suelos y el poblamiento.

Las tierras áridas de La Rioja no han tenido vocación agrícola. El agua escasa es un factor de importancia capital que gobierna la ecología y la instalación humana. Sólo un paciente sistema de economía del agua, por una hábil explotación de las escasas precipitaciones ha dado nacimiento a una agricultura de buen nivel así como a un conjunto de relaciones entre los hombres a propósito del agua y la tierra.

Graves problemas de desertificación afectan al conjunto de La Rioja: escasez de agua, salinización de sectores, pérdida de tierras y sectores urbanizados por avance de dunas y abandono de tierras cultivadas, fuerte erosión en vastas áreas, todo ello consecuencia de mal manejo de pasturas, tala feroz de árboles, arrasamiento de matorrales naturales por quema o máquinas para crear ocasionales cultivos de secano o mejorar pasturas, migración, etc. Ante condiciones naturales difíciles, un mal manejo de los recursos ha creado peladares y "mal país" a veces en condiciones irreversibles.

 

EL MEDIO GEOGRAFICO

La Rioja forma parte de una región del NW argentino representando el punto más austral de un conjunto montañoso de gran masividad en el que participan como un eje la Cordillera de Los Andes y la Puna. Así La Rioja integra el área andina, la "vieja" Argentina, aunque la fisonomía de ésta se modifica: su aspecto austero así como su carácter atormentado se mantienen, pero ciertos trazos de la Cordillera, característicos de los Altiplanos de Perú y Bolivia y del Norte Argentino, sufren importantes cambios fisionómicos; la masividad de las montañas subsiste, pero numerosos valles y quebradas de una dirección marcada Norte-Sud, y la aridez, confieren a este conjunto montañoso del Noroeste, un aspecto peculiar. Una serie de formas constructivas y erosivas ha ejercido influencias modelatrices. La compresión ha dado lugar a pliegues que constituyen el origen de todos los sistemas montañosos regionales. En las cuencas y valles, los depósitos provenientes de la erosión de aquellos relieves positivos se han ido depositando de diversas formas y características.

El relieve ha impreso una serie de trazos particulares al clima, a la hidrografía y a la instalación humana. La marcada dirección N-S de las montañas y valles, la barrera bioclimática que significa la Cordillera de Los Andes, al interrumpir el acceso de los vientos del Pacífico así como la disposición general del relieve en general, que opone un obstáculo a los vientos húmedos provenientes del Atlántico y la Amazonia en las que se condensa la humedad a la vez que crea "islas" de humedad y dificultades para establecer una comunicación terrestre en el sentido de los paralelos, y la escasez del agua, han determinado una configuración particular de la ocupación del espacio.

A medida del alejamiento hacia el Sud dejando atrás las masas andinas de Perú y Bolivia, se penetra en un conjunto montañoso menos acentuado, pero más seco. En este conjunto, las sierras y valles componen un ambiente singular. Sin embargo, algunas sierras, muy altas, por cierto, pierden altitud hacia el sudeste del conjunto, hasta presentarse incluso, casi sumergidas en sus propios detritos. La morfogénesis ha sido muy activa y continúa siéndolo, debido a dos agentes principales: el agua y el viento. Los Andes, más secos, se ofrecen aún muy elevados. Los Andes están asociados a partir de La Rioja hasta Cuyo a una latitud de 40º Lat S, a cordones, que, del lado argentino, constituyen cordilleras frontales y precordilleras. Más al sud, pasando los 40º Lat S, la altitud de la Cordillera decrece y la humedad aumenta.

Si La Rioja está inscrita en el cuadro general de las regiones áridas de la República Argentina posee eso sí una personalidad regional muy distintiva. En el eje central de una vasta área de la cual se presentan con vivo contraste, la región plana de la Pampa y las altas montañas del Noroeste detrás del umbral que constituyen las Sierra de Córdoba y las "travesías" de Córdoba y San Luis, y encara dando frente efectivo al mundo andino. Allí, el relieve es excepcionalmente contrastado y anuncia la masividad de Los Andes.

En general podemos decir que dos elementos deciden sobre las características del medio ambiente: la situación geográfica relativa y el relieve. En La Rioja son tres los medios geográficos de base: 1) Los Andes y la Puna, 2) las serranías, entre los que discurren valles y bolsones, y 3) Los Llanos. Cada uno de ellos se caracteriza por el relieve, el clima, la hidrografía y la vegetación. En su interior el hombre adopta formas peculiares de utilizar el suelo y ocupar el espacio. Sin embargo, no vaya a pensarse que cada uno de estos medios ofrece una unidad interna. Ellos presentan diferencias de formas de relieve, climas y particularidades.

El telón de fondo de todo el sistema de La Rioja lo ofrece al Oeste, las muy altas montañas que se escalonan en cordones paralelos: como Los Andes, inhospitalarios y muy áridos, que constituyen verdaderos desiertos de actividad humana sobre la frontera con Chile. Algunas de estas montañas, como es el caso del Famatina, cordón separado de Los Andes por un valle, han constituído en su momento, espacio de circulación y de establecimientos humanos, a pesar de la latitud y las dificultades naturales. La Puna se presenta en La Rioja como un espolón que penetra en el sistema andino, aunque su altitud y la situación en latitud la disocian un tanto de nuestra concepción de Puna.

Entre las altas cadenas de montañas, y a veces enclaustrados en las alturas se encuentran numerosos valles, algunos de tamaño importante. Es frecuente poder distinguir en estos valles dos áreas bien definidas: una sección superior en general inhabitada, en la cual se encuentran las fuentes hídricas, y una sección inferior donde el agua que proviene de la anterior sirve a la irrigación y permite el establecimiento humano, abriendo un evidente interés geográfico. Las montañas situadas más al Este y al Sud del área, ofrecen, allí, donde ellas entran en contacto con las áreas deprimidas, planos inclinados en las franjas intermedias, en forma de vastos piedemontes que han servido al establecimiento de los hombres, como una suerte de "rosario" o "confetti" de oasis muy fértiles. En estos oasis, el agua ha podido ser captada a la salida de las quebradas, al pie de los conos de deyección o en los lechos de los ríos comúnmente secos, aunque ricos en agua bajo las arenas de sus talwegs.

 

LOS HABITANTES

La población

En 1778 la población (Censo de Carlos III de España) era de 9.723 habitantes.

En 1947 la población alcanzó a 136.237 habitantes y en 1980 a 164.219, con un crecimiento de 1,9%.

El poblamiento prehistórico

El hombre se estableció en La Rioja desde hace mucho tiempo. Las huellas arqueológicas señalan un poblamiento antiguo y sostenido tal como se manifiesta en todo el territorio del NW argentino. Los inicios de esta ocupación se remontan al final del Pleistoceno o sea entre 11.000 y 10.000 años BP.

Olas de cazadores y recolectores penetraron con toda seguridad desde el Norte, por las rutas andinas o desde Chile siguiendo los pasos cordilleranos que aún se siguen utilizando. Probablemente el frío post-glaciar se atenuó y facilitó los desplazamientos y la instalación de los grupos inmigrantes. Las fluctuaciones climáticas posteriores no deben haber afectado el poblamiento.

Posteriormente se desarrollaron culturas sedentarias con la inmigración de grupos que conocían algún tipo de agricultura y probablemente productos como el maíz, la calabaza, la quinoa, etc.

Es obvio que las antiguas culturas establecidas en áreas que comprenden La Rioja se hallaban ligadas al conjunto que llamamos culturas andinas, cuyo foco principal en Argentina se ubica en Humahuaca y Tucumán, aunque sin duda constituían núcleos que podríamos denominar marginales, de un nivel cultural inferior comparativamente al alcanzado en el área de Humahuaca.

A la llegada de los españoles los indígenas mantenían sus aldehuelas o caseríos en las regiones de pedemonte y valles. Se habla de una civilización de piedemonte de montaña en todo el NW argentino. La región de los Llanos era poco conocida salvo en algunas sierras del interior del área. La existencia de aldeas en áreas muy difíciles como los barreales indica un cierto poder de adaptación aunque se hallaban poco dotados para hacer frente a las calamidades naturales.

Las tierras áridas de La Rioja no tienen vocación agrícola. Sólo su transformación técnica y socio-cultural, el desarrollo de obras de irrigación y de una economía del agua, así como una hábil utilización de los débiles totales de precipitación han permitido el desarrollo de una agricultura de carácter sedentario, de una manera lenta y adaptativa, pasando de una cultura de caza-recolección a una cultura agrícola, destinada a sustentar una población en aumento creciente.

a) Las transformaciones económicas y del poblamiento

A comienzos de la conquista, los territorios agrícolas de La Rioja y del Noroeste no presentaban sino un interés relativo para los españoles que se hallaban más interesados por la búsqueda de minas de oro y de plata y de "rescates", así como de objetos o artículos de gran valor comercial. No se trataba de aportar una civilización únicamente sino de hacer fortuna. Ramírez de Velasco, fundador de La Rioja, buscaba él mismo con impaciencia el acceso a las minas de Famatina, entonces en su fase inicial de explotación. Pero pudo comprobar rápidamente que los yacimiento disponibles no podían entrar en competencia con las ricas zonas mineras de Perú y el Alto Perú. La decepción se hizo sentir.

Al mismo tiempo que se realiza la exploración y prospección minera, los españoles instalan una economía agro-silvo-pastoril y artesanal en valles y quebradas. Inicialmente aprovechan los sistemas de irrigación existentes así como las tierras roturadas. Pero éstas sin duda respondían a necesidades mínimas, como vimos, de un sistema de explotación rudimentario y escasamente operado para la labranza. Al lado de esta cultura de riego los españoles extienden las áreas cultivadas gracias al "secano", tanto en los márgenes de los oasis como en las "pampas" de temperatura y dotación de agua adecuadas, especialmente en las sierras vecinas a sus centros poblados. Se inicia con ello un proceso de producción de ganadería "transhumante", estacional o diaria entre los diversos "pisos" ecológicos de las sierras.

b) La transformación del poblamiento y la urbanización

Sin duda el establecimiento español dependía -como en toda América y la Metrópoli- de la creación de un vasto sistema político y económico centrado en la Metrópoli. Por ello que el poblamiento español del continente modifica la antigua forma de asentamiento sustentada especialmente por el ambiente andino: de la tierra "templada", sobre la cota de 2.000 m, se pasa a la costa, en donde se establecen algunos puertos vitales, como Cartagena (desde donde se organiza la circulación matópoli-sudamérica), Guayaquil, El Callao, Valparaíso, en el Pacífico, y Asunción y posteriormente Buenos Aires y Montevideo en la fachada atlántica. Las mercaderías y el oro circulan activamente, las primeras desde la metrópoli o según su naturaleza entre los nudos de desarrollo locales, y el oro hacia España y desde allí una parte importante al resto de Europa.

En los comienzos del poblamiento español en La Rioja, la naturaleza muy agreste y los hombres fueron un obstáculo casi insalvable. Los indígenas -de una cultura relativamente pobre en La Rioja- opusieron desde el comienzo una feroz y tenaz resistencia hasta ser prácticamente exterminados. Las revueltas de fin del siglo XVI, y luego de 1630 y de 1657 provocaron la pérdida casi total del potencial de mano de obra con la que contaban los españoles. La desaparición casi total de los indígenas y la transformación del comercio produce una ruralización de La Rioja que se acentúa a partir del siglo XVIII.

Para asegurar el establecimiento español y las comunicaciones los españoles fundan ciudades en los ríos y en las salidas de las quebradas, sobre el W piedemonte, en los conos aluviales.

Los cambios introducidos por los españoles en las formas de utilización del suelo y en el tipo de ocupación del espacio son profundos y duraderos. Nuevos productos y nuevas tecnologías se asocian para extender la frontera agrícola. Se conservan así, diversas prácticas indígenas útiles como el adobe y la tierra apisonada para construcciones, el tipo de cultivo como la "chacra", el uso del agua en algunas áreas, la utilización de granos y frutos para la alimentación de hombres y ganado, ciertas artesanías como la cestería y la cerámica, etc. Pero los cambios son grandes. Los españoles trajeron semillas, barbechos, nuevos productos como el hierro, nuevos animales y nuevas tecnologías. Con ello transforman el paisaje y la mentalidad. El modo de vida se ajusta ahora a una concepción del mundo tan diferente: la vida urbana, el comercio y el beneficio, las vías de comunicación activas. Los españoles eran intrépidos y aventureros, dotados de una religión fuertemente impregnada de la firmeza del espíritu de la Contra-Reforma y de la idea de servir una causa que, a partir del servicio personal, alcanzaba una dimensión imperial.

Con el tiempo las rutas comerciales de las travesías se abren al amparo de "baldes" y pozos de agua que favorecen a su vez el establecimiento ganadero y de algunos cultivos de secano como el algodón. La toponimia jalona las rutas y "travesías" que perduraron hasta su reemplazo, primero por el ferrocarril y después por las rutas pavimentadas.

Nuevas tecnologías permiten desplazar la frontera de la agricultura. El arado europeo con punta de fierro o simplemente de madera, el mejoramiento del riego, especialmente el almacenamiento en represas y la introducción de ganado europeo (carne, sebo, leche, cuero, lana, transporte), cambian la fisonomía del paisaje rural. La economía comercial centrada en el transporte de productos artesanales y alimenticios hacia Potosí, produce un auge manifiesto.

La región de Potosí, sucesivamente, demandará la provisión de algodón y productos artesanales tejidos (de chaguar, por ejemplo -Dycky a chaguar Castell-), lana de oveja y animales de tiro y alimento, como bovinos y mulas.

La introducción del telar español fue una transformación radical que implicó no solamente la evolución de la artesanía del tejido, sino la expoliación de los indígenas. El telar se convirtió de improviso en el símbolo de la esclavitud. Pero la exterminación de los indígenas implicó pronto la desaparición de muchas industrias artesanales algodoneras. Su reemplazo por la lana fue breve aunque eficaz. En fin, el envío de cueros y ganado en pie constituyó hasta muy avanzado el desarrollo de La Rioja una fuente permanente de impulso económico. Hay que hacer notar que a raíz del comercio que comenzó a activarse, además con el desarrollo del Litoral argentino, además de Copiapó y Coquimbo, en el Pacífico, favoreció el desarrollo de una serie de industrias y actividades conexas, tales la fabricación de embalajes para el transporte de productos, vasijas, toneles, etc., la forja de hierro y cobre, la creación de medios de transporte, especialmente carretas, y el desarrollo de verdaderas "líneas" de transporte por rutas expeditas, seguras (hasta donde era posible), abastecidas de agua y pastos, por medio de convoyes de carretas o bien a lomo de bestia.

En el Noroeste argentino se desarrolla, en definitiva, una verdadera tradición pastoril fundada en la crianza de animales de todo tipo: de carga y tiro, de silla (una civilización de caballeros), para su uso particular (leche-quesos, cuero, sebo, carnes -especialmente secas- ) o de exportación. Lo que es importante señalar sin embargo es que, del impulso de un folklore de una ganadería tradicional en el Noroeste, se observa un desplazamiento también de este folklore desde esta región hacia la región litoral y pampeana, a medida que el poblamiento se acentúa aquí, impulsado por un desarrollo cara a Europa, y el eje de la producción se desplaza también consecuentemente. De un folklore ganadero se pasa a partir de fines del siglo XIX, sin embargo, en la región pampeana, a un refinamiento de la producción, industrialización y comercialización de la carne que culmina en la situación actual.

También de esa antigua tradición quedan aún hoy, en el NW las aguas, los pastizales y alfarares destinados a los movimientos de grandes masas de ganado en pie rumbo a Chile o al Perú. Aunque la alfalfa se convierte en un gran capital ganadero en la Pampa húmeda a partir del siglo XIX, no cabe duda que una gran cantidad de campos de alfalfa se establecían en las rutas por los pasos cordilleranos, proveyendo pastos frescos, secos y semillas.

Con el correr del tiempo la introducción de trigo y cebada, la implantación de frutales (naranjales, nogales, higueras, duraznos, etc.) y muy especialmente vides y olivos, generó un progreso en una gran cantidad de pequeños oasis distribuidos por el territorio. Unida esta producción a la explotación vasta de la madera, especialmente de algarrobo, podría bastar para haber permitido a La Rioja ocupar un lugar en la distribución de la riqueza sustentada a partir del agua de región del Plata, a partir de la inmigración y la fijación de capitales desde fines del siglo XIX. Pero no fue así.

LA CRISIS

Son numerosos factores los que inciden en la virtual decadencia de La Rioja, en su estado de depresión económica y social en que se halla sumida y en su aislamiento general.

De ellos parecen destacarse tres: las guerras civiles y la inestabilidad interna del país en diferentes épocas históricas; la evolución de los circuitos monetarios y del comercio; finalmente, el aislamiento ante el desarrollo de Buenos Aires, el Litoral, Córdoba y Cuyo.

El camino fundamental parece ser la evolución económica del Litoral argentino. Desde su llegada a la región, el ferrocarril, por ejemplo, provocó la ruina de la red de "puestos" y relevos en la ruta de las carretas a través de las travesías. Además, el ferrocarril favoreció el desarrollo de algunas localidades ubicadas en su ruta, pero permitió la llegada de productos manufacturados y la aniquilación de las artesanías locales, muy progresistas hasta entonces. Con ello se reforzó la posición de Córdoba, nudo de comunicación hacia el Noroeste desde el sistema de puertos del Litoral.

Si bien La Rioja se halla ligada por ferrocarril al Centro y al Litoral, no deja de ser sintomático que la línea férrea haya sido tendida por el Estado, y no por las empresas inglesas, como en el caso de las otras líneas ferroviarias. Sin lugar a dudas, La Rioja no poseía los productos exportables susceptibles de ser incorporados al tráfico exterior vía Buenos Aires y carecía del interés del inversionista privado o las empresas.

Si en 1869 La Rioja representaba el 2,8% del total de población hoy es inferior ese porcentaje al 0,8%. La distribución de la población es dispar, concentrándose en la ciudad capital y en Buenos Aires, a donde emigran los riojanos. Un poco más del 60% de la población vive hoy en ciudades, y más del 40% del total en La Rioja ciudad capital. Hoy con la promoción industrial se atrae población especialmente profesionales y obreros.

La ganadería, de tipo extensivo, con campos abiertos y cerrados, según el grado de tenencia de la tierra (un problema estructural), aprovechando pasturas naturales y aguadas (pequeñas represas, bombeo). Se cuenta con unos 200.000 vacunos (criollos o criollos mejorados con razas inglesas o asiáticas, y unos 300.000 caprinos).

¿Son éstos causa o consecuencia de la pérdida de productividad primaria?

En el sector agrícola tienen gran importancia la vitivinicultura, la olivicultura, los nogales, las frutas y hoy, de gran importancia, los cultivos de tipo industrial especialmente jojoba.

De todas maneras, aunque el sector industrial ha crecido gracias a las leyes de promoción, así como el sector frutihortícola, este sector puede equipararse al sector agrícola en proporción, pero el sector que domina es el terciario con más del 50% del producto bruto, cosa que afecta la promoción interna del desarrollo.



NOTAS:

* Se agradece la cooperación del Departamento Cartográfico y del Instituto de Investigaciones de la Realidad Riojana/IRR de la Universidad Nacional de La Rioja
1 Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CRICYT) Mendoza, Argentina


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