CATALOGO
DE RECURSOS HUMANOS E INFORMACION
RELACIONADA CON LA TEMATICA AMBIENTAL
EN LA REGION ANDINA ARGENTINA
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- CARACTERIZACION GENERAL Y ESTUDIOS TEMATICOS POR PROVINCIA -





INDICE

PROLOGO
 

CAP. 1 LA REGION ANDINA ARGENTINA
 

CAP. 2 RECURSOS Y PROBLEMAS AMBIENTALES DE LA PROVINCIA DE MENDOZA
 
  MAPA POLITICO - ADMINISTRATIVO (en pantalla nueva)

CAP. 3 MAPA CLIMATICO DE MENDOZA
 
  MAPA CLIMATOLOGICO (en pantalla nueva)

CAP. 4 GEOMORFOLOGIA DE LA PROVINCIA DE MENDOZA
 
  MAPA GEOMORFOLOGICO  SECTOR NORTE   SECTOR SUR   REFERENCIAS  (en pantalla nueva)

CAP. 5 HIDROGEOLOGIA DE LA PROVINCIA DE MENDOZA
 
  MAPA HIDROGEOLOGICO CON REFERENCIA A LAS CUENCAS DE AGUAS SUBTERRANEAS (en pantalla nueva)

CAP. 6 SUELOS DE MENDOZA
 
  CLASIFICACION TAXONOMICA DE SUELOS (en pantalla nueva)

CAP. 7 VEGETACION DE LA PROVINCIA DE MENDOZA
 
  MAPA DE VEGETACION REFERENCIAS (en pantalla nueva)

CAP. 8 COBERTURA VEGETAL DE MENDOZA
 
  MAPA DE COBERTURA VEGETAL (en pantalla nueva)

CAP. 9 PROVINCIA DE SAN JUAN
 
  MAPA POLITICO - ADMINISTRATIVO (en pantalla nueva)

CAP. 10 CLIMA DE LA PROVINCIA DE SAN JUAN
 
  MAPA CLIMATICO (en pantalla nueva)

CAP. 11 GEOMORFOLOGIA DE LA PROVINCIA DE SAN JUAN
 
  MAPA GEOMORFOLOGICO (en pantalla nueva)

CAP. 12 HIDROGEOLOGIA DE SAN JUAN
 
  MAPA HIDROGEOLOGICO CON REFERENCIA A LAS CUENCAS DE AGUAS SUBTERRANEAS (en pantalla nueva)

CAP. 13 SUELOS DE SAN JUAN
 
  CLASIFICACION TAXONOMICA DE SUELOS (en pantalla nueva)

CAP. 14 COBERTURA VEGETAL DE SAN JUAN
 
  MAPA DE COBERTURA VEGETAL (en pantalla nueva)

CAP. 15 PROVINCIA DE LA RIOJA
 
  MAPA POLITICO (en pantalla nueva)

CAP. 16 EL CLIMA DE LA RIOJA
 

CAP. 17 GEOMORFOLOGIA DE LA RIOJA
 
  MAPA GEOMORFOLOGICO (en pantalla nueva)

CAP. 18 HIDROGEOLOGIA DE LA PROVINCIA DE LA RIOJA
 
  MAPA HIDROGEOLOGICO CON REFERENCIA A LAS CUENCAS DE AGUAS SUBTERRANEAS (en pantalla nueva)

CAP. 19 SUELOS DE LA RIOJA
 
  CLASIFICACION TAXONOMICA DE SUELOS (en pantalla nueva)

CAP. 20 VEGETACION DE LA RIOJA
 

CAP. 21 COBERTURA VEGETAL DE LA RIOJA
 
  MAPA DE COBERTURA VEGETAL (en pantalla nueva)






 

HIDROGEOLOGIA DE LA PROVINCIA DE MENDOZA

 

Ing. Eduardo Torres1 y Dr. Juvenal Zambrano2

 

GENERALIDADES

El presente mapa de cuencas de agua subterránea, además de mostrar la ubicación de las cuencas, presenta la distribución de las diferentes unidades estratigráficas aflorantes, agrupadas según sus rasgos hidrogeológicos; además, las regiones hidrogeológicas en que se ha dividido la llanura oriental de la provincia. Se ha realizado también una estimación del volumen del recurso hídrico almacenado en el subsuelo, así como de las reservas económicamente explotables.

En este mapa se muestran también los cursos de agua de régimen permanente y no permanentes, con indicación de los sitios de aforo y los caudales medios anuales calculados por Agua y Energía Eléctrica de la Nación y EVARSA, según las series de datos disponibles de cada río.

Los embalses superficiales de Nihüil (260 hm3) y Valle Grande (160 hm3), sobre el río Atuel han permitido el aprovechamiento energético del curso de agua y entregan este recurso al área poblada y cultivada del oasis San Rafael y General Alvear. Otro tanto ocurre con el río Diamante y los embalses superficiales asociados de Agua del Toro (350 hm3) y Los Reyunos (220 km3).

En el cauce del río Tunuyán se encuentra el embalse del Carrizal (390 hm3), construído principalmente para regular las entregas de agua superficial a las áreas cultivadas de la cuenca baja de dicho río.

La capacidad de todos los embalses superficiales construídos en la provincia es de 1.380 hm3 y la capacitad calculada de los embalses subterráneos es de 701.000 hm3.

La superficie de la provincia de Mendoza es de 150.830 km2, ocupando la parte de llanuras donde se desarrollan los grandes reservorios de agua subterránea 74.380 km2, vale decir casi el 50 % de su superficie. El resto de la superficie corresponde principalmente a zonas de cordilleras y en menor medida a tierras malas, salinas y bañados.

El clima es árido, las precipitaciones son principalmente estivales y varían desde 100 mm/año en el norte de la provincia hasta 600 mm/año en la zona de cordillera. La evapotranspiración es elevada por lo que se requiere del auxilio de la irrigación para el desarrollo de las áreas cultivadas de los oasis norte, centro, sur y sur-oeste.

Todos los ríos corresponden a la cuenca del río Desaguadero-Salado, que actualmente se conporta como arreica. Los caudales de los principales ríos se van incrementando de norte a sur, en correpondencia con el aumento de las precipitaciones y por ende a la existencia de glaciares y cuerpos de nieve en la alta cordillera, desde valores de 50 m3/s para el río Mendoza hasta 114 m3/s para el río Grande.

Las aguas de todos los ríos son aprovechadas, con mayor o menor grado de efectividad, para la provisión de agua potable, uso industrial, producción de energía eléctrica y para el riego de las áreas cultivadas por lo que, luego de esos aprovechamientos, sus caudales disminuyen considerablemente.

En la actualidad, el río Desaguadero-Salado, colector del sistema, no vierte aguas al río Colorado, debido, entre otras causas, al aprovechamiento de las aguas de los ríos en las partes altas y medias de sus cuencas.

En todas las zonas de llanura se efectúa una intensa explotación de agua subterránea, a través de más de 22.000 pozos construídos al efecto. El agua subterránea se encuentra alojada en embalses subterráneos constituídos por materiales sedimentarios modernos de edad Cuartaria y en menor medida Terciaria.

Todos los ríos y arroyos, al salir de la zona montañosa e ingresar a las zonas de llanuras, infiltran agua en el subsuelo, constituyendo la principal vía de recarga de los reservorios subterráneos.

La base geológica utilizada para preparar el mapa aquí descripto es el mapa geológico de la provincia a escala 1:500.000 publicado por la Secretaría de Minería de la Nación.

A continuación se hará una reseña de las unidades hidrogeológicas aflorantes en el territorio provincial y, subsiguientemente, se describirán las principales características de las cuencas de agua subterránea y de las regiones hidrogeológicas existentes en la provincia.

 

A - UNIDADES HIDROGEOLOGICAS

1. Unidad B. Basamento resistivo. Está formado por rocas compactas y, por ende, con resistividades elevadas en los sondeos geoeléctricos. Este basamento resistivo está integrado por rocas metamórficas, intrusivas, volcánicas, piroclásticas y sedimentarias de variadas edades más antiguas que el Oligoceno o Mioceno, salvo muy locales excepciones.

Las rocas sedimentarias, así como muchas piroclásticas que se incluyen en el basamento han sido compactadas o cementadas, de manera que han perdido total o casi totalmente la porosidad primaria de los intervalos originariamente permeables.

Esta unidad, por lo tanto es no acuífera, salvo en las zonas donde sus rocas están fisuradas o, en el caso de calizas, en aquellos lugares donde se han formado espacios porales por disolución. Generalmente estos espacios con permeabilidad secundaria se extienden pocos metros bajo la superficie; en ellos puede acumularse agua, casi siempre mineralizada, en pequeñas cantidades. Se forman así acuíferos pobres que tienen limitadas aplicaciones.

Sin embargo, en vulcanitas permotriásicas del sur de la provincia se ha acumulado agua en cantidades y con calidades suficientemente buenas como para aprovecharse en puestos y pequeñas explotaciones agrícolas o ganaderas. Pero estas acumulaciones ocurren en pocas localidades aisladas, que no invalidan el carácter no acuífero del basamento resistivo.

 

2. Unidad VT. La integran basaltos y andesitas terciarios y cuaternarios, con algunas intercalaciones piroclásticas y sedimentarias, que ocupan grandes extensiones en el sureste del territorio provincial.

El comportamiento de esta unidad con respecto al agua subterránea es muy variable. Esto se debe a que, si bien las rocas que la constituyen suelen ser compactas, frecuentemente están fisuradas y pueden tener espacios porales vesiculares que aumentan su porosidad y permeabilidad, sobre todo si estas oquedades están comunicadas por fisuras. Además, las intercalaciones piroclásticas y sedimentarias que no han sido cementadas pueden conservar porosidad intergranular eficaz.

De acuerdo con lo expresado, la unidad VT, si bien generalmente es resistiva, puede localmente presentar marcadas variaciones en este parámetro geofísico.

Por las características nombradas, el comportamiento hidrogeológico de esta unidad es muy irregular: desde no acuífero hasta contener agua de variado grado de mineralización y en cantidades que puede permitir, cuando son de buena calidad, su explotación local.

Además, en las zonas donde las fisuras lleguen a la base de esta unidad, si por debajo de los mantos volcánicos existen rocas sedimentarias permeables, estas rocas pueden ser un importante factor de recarga de los acuíferos contenidos en estas sedimentitas.

 

3. Unidad KN. sedimentitas neocretácicas del Grupo Neuquén. Comprende rocas sedimentarias clásticas de variada granometría y permeabilidad aflorantes en el sur y este de la provincia. Contiene areniscas permeables mantiformes y filiformes portadoras de agua generalmente poco mineralizada: en la provincia del Neuquén estos terrenos contienen importantes acuíferos en explotación.

Estas areniscas alternan con limolitas, lutitas y arcillitas impermeables, de modo que, en el subsuelo, presentan condiciones de confinamiento o semiconfinamiento. En la cuenca de agua subterránea del río Colorado, el Grupo Neuquén probablemente constituye la unidad acuífera más importante.

 

4. Unidad TS. sedimentitas miocenas y pliocenas. Afloran en varias provincias geológicas del territorio mendocino: Cordillera Frontal y Principal, Precordillera, Bloque de San Rafael, Cerrillada Pedemontana y cuenca Neuquina. También existen asomos de estas sedimentitas en la zona cubierta por rocas volcánicas (Unidad VT) generalmente subyaciendo a estas últimas.

La unidad TS consiste principalmente en areniscas y limoarcillitas con variado contenido de material piroclástico. Se trata de una sucesión granocreciente, que en las zonas cordilleranas, precordillerana, así como en el Bloque de San Rafael y Cerrillada Pedemontana presenta intercalaciones conglomerádicas hacia su techo. La edad de estos depósitos es terciaria superior: miocena o, en parte, pliocena. En el sur de la provincia algunos depósitos terciarios más antiguos pueden presentar características hidrogeológicas y geoeléctricas similares.

En general estos terrenos tienen baja permeabilidad, salvo en algunas intercalaciones arenosas que, en el subsuelo, contienen agua mineralizada. Por lo tanto, la unidad TS se caracteriza por sus resistividades bajas: constituye así la base conductiva de los sedimentos pliocenos o cuaternarios portadores de capas permeables acuíferas.

En la llanura oriental, en cambio, la parte superior de esta unidad, que se encuentra en el subsuelo, está constituida predominantemente por areniscas con acuíferos explotables.

Estos depósitos terciarios, en su parte superior, también contienen capas conglomerádicas que afloran, como se dijo anteriormente, en las zonas pedemontanas. Cuando está en el subsuelo, como ocurre en la subcuenca de Carrizal-Tunuyán, esta sección conglomerádica (Formación Mogotes) es acuífera en aquellas zonas donde la cementación y el material detrítico intersticial no han destruido la porosidad eficaz de estos terrenos.

 

5. Limos y arcillas cuaternarios. Se han indicado las principales zonas de afloramiento de esta unidad con líneas de trazos horizontales. Estos depósitos de granometría fina se encuentran en barreales de algunos valles intermontanos, en zonas pedemontanas y en llanuras aluviales distales, como la del río Mendoza. Frecuentemente son salinos, especialmente en zonas de descarga de agua subterránea o donde la capa freática es poco profunda y provoca procesos de revenición de suelos.

Donde estos limos y arcillas tienen intercalaciones arenosas permeables, éstas contienen agua mineralizada y lo mismo ocurre con cualquier capa permeable en contacto con los limos o subyacente a éstos.

 

6. Unidad QS. sedimentos cuaternarios portadores de acuíferos. Comprende capas filiformes o mantiformes, a veces amalgamadas, de gravas, gravillas y arenas permeables o muy permeables, con intercalaciones limoarcillosas. Localmente, tiene material piroclástico en variada proporción. Estos sedimentos se han acumulado en zonas pedemontanas(predominio de gravas), llanuras aluviales (predominio de arenas y gravillas), cubiertas medanosas (arenas y limos loéssicos) o canales fluviales(gravas y arenas limpias).

La unidad QS contiene la gran mayoría de los acuíferos explotables de los valles intermontanos y de la llanura oriental. En las zonas pedemontanas proximales y medias, así como en los abanicos aluviales, los acuíferos son libres. En cambio, en las zonas distales y llanura oriental en general los acuíferos son confinados o semiconfinados.

Únicamente cuando estos sedimentos se encuentran en posición topográfica elevada no son acuíferos, pero, debido a su elevada permeabilidad, en estos casos sirven de vías de conducción de agua.

 

7. Unidad QG. sedimentos cuaternarios glaciales. Constituyen acumulaciones aisladas en la alta cordillera. Su granometría, así como su porosidad y permeabilidad son muy variadas y de irregular distribución.

No son acuíferos por estar a grandes altitudes, pero conducen el agua originada por derretimiento de los glaciares y de los campos de nieve.

 

B - CUENCAS DE AGUA SUBTERRANEA

En la provincia de Mendoza el agua subterránea utilizable se encuentra casi totalmente en depósitos cuaternarios de los valles intermontanos y de la llanura oriental.

En el primer caso se forman cuencas de agua subterránea delimitadas en la mayor parte de su perímetro por afloramientos de terrenos del basamento resistivo y, donde este no asoma, por altos estructurales del basamento aflorantes, generalmente ubicados a poca profundidad.

En el caso de la llanura oriental, las características hidrogeológicas se asemejan a las de las grandes llanuras. Es así que en esta extensa zona varían las características sedimentológicas de los acuíferos y éstos se recargan por ríos que drenan diferentes áreas, cada una con distinta constitución geológica. Por ende, las características químicas del agua varían dentro de la gran llanura.

Es así que la llanura oriental mendocina se puede subdividir en sectores diferenciables por sus condiciones hidrogeológicas. Se suele denominar a los mismos provincias hidrogeológicas, o regiones hidrogeológicas. Los límites entre estas regiones generalmente no están definidos, salvo en los casos que haya altos estructurales donde la base conductiva o el basamento resistivo estén a poca profundidad en el subsuelo. Donde tales elevaciones faltan, el pasaje de una región hidrogeológica a otra suele ser transicional.

A continuación se describen las principales características de las cuencas de agua subterránea y regiones hidrogeológicas mendocinas.

 

1. Cuenca de Yalguaraz

Esta depresión rellena por sedimentos cuaternarios tiene una extensión de unos 150 Km2. Al norte y al sur está separada de otras cuencas de agua subterránea existentes en el valle de Uspallata-Calingasta por altos estructurales del basamento no aflorante o parcialmente aflorante.

Los acuíferos se encuentran en intervalos permeables cuaternarios. En la parte central donde se encuentra el barreal de Yalguaraz, deben esperarse condiciones de confinamiento o semiconfinamiento. No se han publicado datos sobre el espesor de los sedimentos acuíferos, razón por la cual sólo puede hacerse una estimación mínima del recurso almacenado en la cuenca.

Teniendo en cuenta los rasgos morfoestructurales de ésta, es muy probable que el espesor del relleno cuaternario supere los 100 metros. Si la mitad de este espesor está saturada, y si se aplica un coeficiente de almacenamiento de 0,1, común para el tipo de sedimentos cuaternarios de los valles intermontanos del centro oeste argentino, se podrá tener una idea del recurso mínimo almacenado en la cuenca.

Este ascendería a 750 hm3, de los cuales un 5 o 6% constuiría las reservas económicamente explotables.

 

2. Cuenca de Uspallata

Situada al sur de la precedente, abarca unos 180 km2 cubiertos por sedimentos cuaternarios de granometría mediana a gruesa. Los mejores acuíferos de esta cuenca se encuentran en los depósitos de la parte central del valle. También existen acuíferos pobres: se encuentran en los terrenos cuaternarios profundos y en algunos probablemente pliocenos, como los que afloran en las lomadas de San Alberto (Vaca, 1993, en Pazos y otros, 1993).

En esta cuenca se han perforado algunos pozos surgentes, que evidencian que, además de los acuíferos libres, existen otros confinados cuyas características se desconocen.

No se dispone de datos de subsuelo publicados, tales como espesores del relleno cuaternario ni de los depósitos permeables probablemente pliocenos, ni tampoco de porosidades eficaces, etc., que permitan una buena evaluación del volumen de agua almacenado en la cuenca de Uspallata.

Como en el caso anterior, se puede hacer una estimación probable del valor mínimo del recurso, suponiendo un coeficiente de almacenamiento igual que en la cuenca de Yalguaraz y un espesor saturado igual o mayor de 50 metros. Esta estimación no comprende el volumen almacenado en los acuíferos confinados, por desconocer las características de la zona de confinamiento.

Con estas restricciones, la reserva de agua subterránea de la cuenca ascendería a no menos de 900 o 1.000 hm3, de los que un 6% constituiría las reservas económicamente explotables.

 

3. Cuenca del valle medio del río Tunuyán

Constituye la zona denominada Centro por el C.R.A.S. Abarca unos 3.200 km2 y está delimitada al oeste por la Cordillera Frontal. Al norte y al este la limitan los cordones de la Cerrillada Pedemontana, mientras que, al sur, su límite se puede ubicar en la zona de lomadas que separan la cuenca hidrográfica del río Tunuyán de la del Diamante, aproximadamente a los 34 28' de latitud sur.

El relleno sedimentario cuaternario de esta cuenca comprende gravas, gravillas, arenas y depósitos limoarcillosos depositados en bajadas pedemontanas y en los cauces de los 21 cursos de agua permanentes que atraviesan esta depresión. Las áreas pedemontanas más extensas, como es de suponer, son de la Cordillera Frontal, que abarcan la mayor parte de la cuenca. Los sedimentos fluviales son muy permeables y reciben una abundante recarga. También es alta, en general, la permeabilidad de los depósitos de las bajadas pedemontanas. En el este de la cuenca existe una cubierta de limos loéssicos de origen eólico y pocos metros de espesor.

El espesor del relleno cuaternario llega a más de 300 metros. En la parte superior del mismo existe un acuífero libre que llega a los 80 metros de profundidad. Por debajo se encuentra un paquete de acuíferos confinados, entre los 85 a 250 metros y un segundo paquete confinado a profundidades superiores a los 250 metros. Este último está muy poco explorado. Tomando un valor promedio de 200 m de espesor saturado el volumen de agua almacenado se estima en unos 96.000 hm3, de los cuales aproximadamente el 5% constituirían las reservas económicamente explotables.

 

4. Cuenca de Malargüe

Comprende los valles medios de los ríos Atuel, Salado y Malargüe, y la zona que rodea a la laguna Llancanelo. Su extensión puede estimarse en unos 6.500 o 7.000 km2, no es posible una estimación más precisa porque el límite norte de la cuenca no está bien definido. El mismo es una zona de afloramientos discontinuos de terrenos de la base conductiva y de rocas volcánicas. Al este, está limitada por el bloque de San Rafael; al oeste, por la Cordillera Principal y al sur y sureste por las rocas basálticas y andesíticas que ocupan gran parte de las zonas sur y suroriental de la provincia.

La práctica totalidad de los acuíferos en esta cuenca se encuentran en los depósitos cuaternarios que la rellenan: gravas, gravillas, arenas, con intercalaciones limoarcillosas. Los sedimentos de texturas más gruesas se han acumulado en bajadas pedemontanas, incluyendo aquí el importante abanico aluvial de los ríos Atuel y Salado, al pie oriental de la Cordillera Principal y que ocupa una extensión de 350 km2. Los restantes depósitos son de origen fluvial o de barreales, y de la laguna Llancanelo. Estos sedimentos finos, en parte salinos, se concentran en la parte este y sureste de la cuenca donde forman una faja orientada de norte a sur, con anchos entre 5 y 25 km a lo largo de unos 70 km. Estos limos, donde contienen material salino, pueden mineralizar al agua contenida en intervalos permeables intercalados o en contacto con ellos.

Las reservas de agua subterránea en esta cuenca, teniendo en cuenta esta circunstancia, se estiman en 70.000 hm3 y las económicamente explotables en unos 2.100 hm3, teniendo en cuenta que en gran parte de la cuenca existen condiciones de confinamiento y semiconfinamiento.

 

5. Cuenca del río Colorado

A diferencia de las anteriores, los principales acuíferos de esta cuenca se encuentran en intervalos arenosos permeables del Grupo Neuquén, de edad cretácica superior (Unidad KN) que aflora a ambas márgenes del río Colorado. Únicamente en el subálveo de este río se encuentran depósitos cuaternarios acuíferos. Los restantes sedimentos de esta edad se encuentran en posición topográfica elevada.

La extensión mínima de la porción mendocina de esta cuenca puede estimarse en 1.750 km2. Pero, al norte y al este, donde los estratos del Grupo Neuquén están cubiertos por los basaltos de la parte suroriental de la provincia, su límite no esta definido; si bien se conoce aproximadamente la zona de acuñamiento de estas sedimentitas en el subsuelo, se desconocen los límites del área donde contienen acuíferos. Por lo tanto, la extensión indicada más arriba es un valor mínimo.

La existencia de acuíferos explotables en el Grupo Neuquén dentro de la provincia de este nombre se conoce desde mucho tiempo atrás (Sosic, 1978) mientras que los existentes en la parte mendocina se han descubierto por perforaciones exploratorias de hidrocarburos.

La recarga de estos acuíferos proviene, muy probablemente, del río Colorado, por infiltración a través de los depósitos permeables de su subálveo. Además, es de esperar que un significativo volumen del agua que contienen provenga por infiltración a través de fisuras y otras oquedades de las rocas basálticas cenozoicas que cubren a dichos depósitos cretácicos en las partes norte y este de la cuenca.

Se puede efectuar una estimación mínima del volumen de agua almacenado en las capas permeables del Grupo Neuquén. Para ello se tomará un espesor mínimo de depósitos acuíferos, 100 metros; por perforaciones exploratorias de hidrocarburos se sabe que el espesor del Grupo Neuquén en este sector de la cuenca es mucho mayor, pero se desconoce el de los intervalos acuíferos. Es poco probable que el espesor de éstos sea menor que el aquí estimado.

Por tratarse de acuíferos en su mayor parte confinados, el coeficiente de almacenamiento puede variar entre 0,001 y 0,01, siendo poco probable que alcance valores mayores que el último y menores que el primero.

Sobre esta base, se tendría un volumen de 1750 hm3 almacenado en la cuenca, de los cuales entre un 5 y un 10% constituirían las reservas económicamente explotables.

 

6. Llanura oriental

En el territorio mendocino, esta gran llanura se extiende entre el río Desaguadero y su prolongación sur, el Salado, al este; el río San Juan, al norte; la Precordillera, la Cerrillada Pedemontana, el Bloque de San Rafael, al oeste. Al sur del paralelo 35°, el límite suroccidental de la llanura se encuentra donde comienzan los afloramientos basálticos, mientras que al sur continúa en la provincia de La Pampa, pasando el paralelo 36°. Al este continúa en la provincia de San Luis, estando limitada por los afloramientos del basamento resistivo de las sierras de Guayaguás, Las Quijadas y el Gigante. Al sur de ésta, una serie de elevaciones del basamento resistivo no interrumpen la continuidad de los afloramientos cuaternarios, que se prolongan en la cuenca llamada de Beazley en esta última provincia. Entre los paralelos 34° y 34° 30', la sierra de Varela sirve de borde de cuenca. Al sur de esta latitud, la llanura oriental se prolonga en la llanura sur de San Luis. En territorio pampeano, esta llanura se prolonga unos 50 o 60 km al sur del paralelo 36°, donde una serie de afloramientos discontinuos del basamento resistivo sirven de borde de cuenca.

En territorio mendocino, esta llanura oriental cubre unos 62.000 km2 cubiertos por sedimentos fluviales, aluviales y eólicos cuaternarios, cuyo espesor y granometría tienden a disminuir de oeste a este. En la parte occidental se encuentran depósitos acumulados en los pies de monte de las cadenas montañosas y cerrilladas que le sirven de borde de cuenca. Además, en las llanuras aluviales distales, así como en algunas llanuras de inundación de los ríos San Juan, Desagüadero, Mendoza, Salado y Atuel se encuentran limos y arcillas, en parte de origen eólico, que forman barreales.

Por estar esta llanura atravesada por ríos cuyas cuencas imbríferas se encuentran en diferentes provincias geológicas, en ella se encuentran áreas con diferentes rasgos hidrogeológicos. Son las «regiones hidrogeológicas» mencionadas en páginas anteriores. En el estado actual de los conocimientos (Pazos y otros, 1993) se han diferenciado las siguientes regiones hidrogeológicas: 1. Región de los ríos Mendoza y Tunuyán; 2. Región entre los ríos Tunuyán y Diamante; 3. Región de los ríos Diamante y Atuel, y, 4. Región Sur, que se describen a continuación.

 

6-1. Región de los ríos Mendoza y Tunuyán

Comprende la porción de la llanura oriental situada al norte del río Tunuyán y que, al norte, llega al río San Juan y, en la provincia de este nombre, se prolonga en la cuenca del valle de Tulum inferior. Corresponde esta región hidrogeológica a la zona denominada «Norte» por el Centro Regional de Agua Subterránea. Su extensión es de 22.800 km2 (Pazos y otros, 1993) y se la divide en una zona noroccidental, al oeste del río Mendoza, y una nororiental al este del mismo. Al oeste de la Cerrillada Pedemontana, se encuentra la subcuenca de Carrizal-Tunuyán, de aproximadamente 450 km2 de extensión, separada de la zona noroccidental por el valle del río Mendoza, sin que haya una separación geológica entre ambas.

En la zona noroccidental se encuentran depósitos cuaternarios pedemontanos, al oeste, y los del gran abanico glacifluvial del río Mendoza. Estos depósitos están constituidos por gravas y arenas de variada granometría. Hacia el este y norte pasan a los de la llanura aluvial proximal del mencionado río: arenas y limos, con pocas gravillas. Más al norte se encuentra la llanura aluvial distal del mismo río Mendoza, en la que predominan depósitos cuaternarios finos: limos y arcillas, a veces salinos, con intercalaciones de arenas finas. En ambas partes de la llanura aluvial, por lo tanto, existen localmente condiciones de confinamiento y mineralización del agua subterránea.

En la zona nororiental los depósitos cuaternarios superficiales son, predominantemente, de texturas finas (limos y arcillas) acumulados en la porción de la llanura aluvial distal del río Mendoza situada al este de la margen derecha del mismo, así como en la parte sur de la llanura aluvial del río San Juan y en la occidental de la del Desaguadero. En todas estas llanuras aluviales existen numerosas lagunas y barreales salinos.

Además de estos depósitos finos, se encuentran arenas y gravillas de los antiguos cauces y áreas de sedimentación de los ríos Mendoza y Tunuyán, los primeros fácilmente reconocibles en fotografías aéreas e imágenes satelitarias. Finalmente, extensas áreas de esta zona nororiental están cubiertas por acumulaciones de arenas eólicas que en algunos lugares forman campos de dunas.

De acuerdo con estos datos, la presencia de intervalos permeables e impermeables en esta zona favorece la existencia de condiciones de confinamiento y semiconfinamiento del agua en el subsuelo.

Por debajo de los depósitos cuaternarios se encuentran sedimentos y sedimentitas terciarios. Ya se mencionó que los terrenos conglomerádicos de la parte más alta del Terciario, la Formación Mogotes, contiene intervalos permeables con acuíferos que pueden explotarse.

Esta unidad conglomerádica se encuentra casi totalmente en la zona pedemontana. Hacia el este, se produce una paulatina reducción de las texturas de estos sedimentos, de manera que en el subsuelo de la llanura oriental, los terrenos terciarios cuspidales consisten predominantemente en arenas y areniscas permeables que alternan con intervalos limoarcillosos. En gran parte de la zona nororiental contienen acuíferos confinados, más pobres que los cuaternarios, pero frecuentemente con calidades que permiten su eventual aprovechamiento futuro.

Con la finalidad de estimar las reservas de agua subterránea de esta vasta región hidrogeológica se efectuan las siguientes consideraciones: se toma un espesor saturado promedio para toda la región de solo 100 m y un coeficiente de almacenamiento promedio de 0,10. En los sectores apicales de las cuencas de los rios Mendoza y Tunuyán inferior el valor del coeficiente de almacenamiento es mayor, disminuyendo hacia los sectores distales de la misma. El espesor saturado en toda la región en general es mayor que el tomado, ya que existen amplios sectores en donde las exploraciones geofísicas señalan espesores sedimentarios cuaternarios de 500 y 600 m, además existen pozos que explotan agua subterránea desde profundidades mayores de 350 m. y coincidentemente existen acuíferos freáticos superficiales a pocos metros de profundidad. A los fines de no exagerar el cálculo de reservas se toma un valor pequeño de espesor saturado de solo 100 m. Con estas consideraciones el volumen de agua almacenado en el subsuelo es de 228.000 hm3, considerándose solo el 3 % como económicamente explotable.

 

6-2. Región entre los ríos Tunuyán y Diamante

Su extensión en el territorio provincial es de unos 16.800 km2. Sus límites al norte y al sur, respectivamente, son los ríos Tunuyán y Diamante. Al oeste, limitan a esta región hidrogeológica los afloramientos terciarios de la Cerrillada Pedemontana, mientras que al este ofician de borde de cuenca la sierra de Varela y los aislados afloramientos del basamento resistivo al sur de ésta, en territorio de San Luis.

Los sedimentos cuaternarios que cubren esta región son gravillas, arenas, limos y arcillas, generalmente con cierta proporción de material piroclástico, depositado por ríos permanentes y efímeros, o acumulados por acción eólica. Las gravillas y gravas son escasas y se encuentran en depósitos de cauces y paleocauces de ríos secos que descienden de la Cerrillada Pedemontana. Los sedimentos finos en su mayor parte se encuentran en las partes distales de abanicos de explayamiento de dichos ríos secos. Además en algunos lugares se encuentran depósitos loéssicos de variada extensión.

De acuerdo con lo expresado, en esta región existen cuerpos permeables mantiformes (arenas de campos de dunas o de cauces amalgamados)y filiformes (arenas y gravillas de paleocauces aislados). Por lo tanto, además de los acuíferos libres, existen condiciones de confinamiento y semiconfinamiento en esta región hidrogeológica.

También pueden existir en esta porción de la llanura oriental acuíferos en intervalos permeables de la parte superior de los terrenos terciarios.

El espesor del relleno cuaternario y de los depósitos neoterciarios portadores de acuíferos no se conoce con exactitud en la mayor parte de esta región. Se estima un promedio de 50 metros saturados de acuífero libre y se le asigna un coeficiente de almacenamiento de 0,10 y a los acuíferos confinados se les asigna un espesor de 200 metros, con un coeficiente de almacenamiento de 0,001. En base a estas consideraciones y tomando valores medios el volumen total almacenado es de 168.000 hm3, de los cuales el 2% constituyen los recursos económicamente explotables

 

6-3. Región de los ríos Diamante y Atuel

Se extiende al sur del río Diamante hasta aproximadamente los 35° 20' de latitud. Hacia el este continúa en la provincia de San Luis y su límite con la llanura sur de esta provincia parece ser transicional. Al oeste el borde de cuenca es el Bloque de San Rafael. Esta región hidrogeológica ocupa unos 13.500 km2 en el territorio provincial.

El conocimiento de las condiciones hidrogeológicas del subsuelo es muy bueno en la parte noroccidental (zonas cultivadas de San Rafael y General Alvear) donde hay registros de unas 2.000 perforaciones que explotan agua subterránea y numerosos sondeos geoeléctricos. Hacia el este, la información de subsuelo es bastante escasa.

Los depósitos cuaternarios que cubren esta porción de la llanura oriental son, principalmente, arenas, limos y arcillas, con diferentes cantidades de material de origen piroclástico. Depósitos de gravas y gravillas se restringen a una angosta zona del pie de monte del Bloque de San Rafael, si bien aquí también predominan las texturas arenosas. Las áreas cubiertas por arenas eólicas son más extensas que en la región situada al norte del río Diamante.

En el subsuelo se han diferenciado, en la zona noroccidental, dos horizontes acuíferos denominados superior, con espesores entre 30 y casi 100 metros. Por debajo se encuentra el acuífero principal, con espesores de 140 metros, si bien localmente puede tener valores mayores. (Pazos y otros, 1993). Hacia el sur y el este aumenta la proporción de intercalaciones limoarcillosas y se pasa de acuífero libre a acuíferos confinados o semiconfinados. Al mismo tiempo empeora la calidad de agua, hasta que, por su elevada mineralización, las aguas llegan a ser inaptas.

Las reservas de agua subterránea se estiman en 135.000 hm3, de los que 4.050 constituyen las reservas económicamente explotables.

 

6-4. Región sur

Ubicada al sur de la anterior, al este se prolonga en territorio sanluiseño, donde pasa transicionalmente a la llanura sur de esta provincia; al sur continúa en la provincia de La Pampa, donde, como se dijo en páginas anteriores, existen afloramientos discontinuos del basamento resistivo que sirven de borde de cuenca, mientras que al oeste, esta región hidrogeológica llega hasta donde comienzan las acumulaciones de rocas volcánicas del sur de la provincia. La porción de esta llanura en territorio mendocino abarca unos 9.000 km2.

En la parte oeste de la misma predominan depósitos de gravas, gravillas y arenas, provenientes del Bloque de San Rafael y de las zonas cubiertas por rocas volcánicas. Por esta razón, estos sedimentos contienen generalmente abundante material piroclástico. En parte han sido redepositados por acción de ríos efímeros.

Al este de la faja con depósitos pedemontanos se encuentra la llanura aluvial distal del río Atuel. Este río, al sur de la latitud 35° 30', pasa a ser temporario. Sus depósitos cubren una zona de unos 25 km de ancho y consisten en arenas finas limosas y limos en parte salinos. Al este de la llanura aluvial predominan las arenas eólicas, que localmente forman campos de dunas. En general estas arenas son medianas y finas.

En la zona pedemontana, si bien no hay ríos permanentes, el agua precipitada en la parte sur del Bloque de San Rafael y en la zona cubierta por rocas volcánicas se infiltra rápidamente debido a la buena permeabilidad de los depósitos cuaternarios. La mineralización aumenta de oeste a este y en pozos cercanos a la llanura aluvial del río Atuel se encuentran aguas de mala calidad. Al este la calidad empeora aún más y el agua subterránea existente en general es inapta para consumo humano y usos ganaderos o agrícolas.

Por lo que antecede, las reservas de agua deben ser pobres y difíciles de estimar con la información disponible. Si suponemos que, en la zona pedemontana existen 200 km2 con agua apta, un espesor del Cuaternario saturado de 25 metros y un acuífero libre (esto es de esperar, dada la alta permeabilidad de los sedimentos) y un coeficiente de almacenamiento de 0,1 (probablemente sea mayor por las texturas arenosas y gravillosas predominantes en estos depósitos) la reserva de agua subterránea sería de 500 hm3 de los que podría explotarse un 10%.

 

ESTIMACIÓN DE LAS RESERVAS TOTALES Y LAS ECONOMICAMENTE EXPLOTABLES

  Extensión Espesor Coeficiente Reservas (Hm3)
CUENCA (km2) saturado (m) almacenam Totales Ec. explotables
Yalguaraz 150 50 0,10 750 45
Uspallata 180 50 0,10 1.000 60
Valle medio río Tunuyán 3.200 200 0,15 96.000 4.800
Malargüe 7.000 100 0,10 70.000 2.100
Río Colorado 1.750 100 0,01 1.750 18
Región ríos Mendoza-Tunuyán 22.800 100 0,10 228.000 6.480
Región ríos Tunuyán-Diamante 16.800 100 0,10 168.000 3.360
Región ríos Diamante-Atuel 13.500 100 0,10 135.000 4.050
Región Sur 9.000 25 0,10 500 50
Totales 74.380     701.000 21.323

 

CONCLUSIONES

La superficie total de la provincia de Mendoza es de 150.830 km2 y las cuencas de agua subterránea ocupan el 49,31 % de su territorio, vale decir 74.380 km2. El resto está ocupado por cordilleras y tierras malas.

Las áreas cultivadas se desarrollan en los valles intermontanos o en las zonas de llanura, formando oasis cultivados, en coincidencia con las cuencas de agua subterránea.

La superficie cultivada es de 303.121 ha, que corresponde al 2,01 % de la superficie total de la provincia.

Según el Censo de 1.994 la provincia de Mendoza tiene una población de 1.414.058 habitantes, que se encuentra asentada principalmente en el área cultivada, en una relación del 98,5 %, respecto al área de secano. Esta distribución responde principalmente a la disponibilidad de agua, tanto superficial como subterránea.

El volumen total de agua subterránea almacenado en el subsuelo es de aproximadamente 701.000 hm3 y pone de manifiesto la importancia que tiene este recurso como reserva de agua. El valor señalado ha surgido de un cálculo muy conservador de las reservas totales de agua almacenada en el subsuelo, que aumentará considerablemente al ajustar los parámetros de los reservorios subterráneos a la luz de las exploraciones geofísicas que deben completarse en la provincia.

El valor indicado de 21.323 hm3 corresponde al recurso económicamente explotable, entendiéndose como tal el que puede extraerse a través de sencillas obras de explotación. Este valor también está subestimado a los fines de no despertar falsas expectativas respecto a esta reserva de agua dulce.

La importancia del recurso hídrico subterráneo queda en evidencia al considerar el clima de la provincia, que es árido, y al tener en cuenta la capacidad total de almacenamiento de todos los embalses superficiales construidos en la provincia, que es solo de 1.380 hm3.

El territorio provincial es recorrido por seis ríos permanentes: el Mendoza con un módulo de 50,4 m3/s, el Tunuyán con 28,7 m3/s, el Diamante con 34,8 m3/s, el Atuel con 38,4 m3/s, el Malargüe con 9,5 m3/s y el Grande con 114 m3/s.

Con el agua de los ríos indicados, de los arroyos cordilleranos y la gran explotación del recurso hídrico subterráneo se sustentan las crecientes demandas de agua potable, uso industrial y agricultura.

 

RECOMENDACIONES

Debido a la importancia que tiene el recurso hídrico subterráneo como fuente capaz de proveer agua en los periodos de déficit, es aconsejable extremar las medidas de control de las obras que permiten su explotación.

Principalmente se deben completar los relevamientos de este recurso, a través de exploraciones geofísicas y ensayos de producción de pozos, para ajustar los parámetros de los acuíferos existentes y obtener de esta forma un cálculo mas real de los volúmenes de agua subterránea almacenados en el subsuelo.

Se debe programar, por cuenca, la explotación del recurso hídrico subterráneo, en conjunto con los recursos hídricos superficiales, para lograr su complementación.

Así mismo se deben definir las zonas óptimas para la construcción de los pozos productores, atendiendo a la litología de los materiales del subsuelo y a los parámetros hidráulicos definidos en las etapas de exploración y explotación.

Es conveniente que el número de pozos productores sea el mínimo posible, compatible con el uso programado del agua, a fin de minimizar la alteración del subsuelo en las zonas de construcción de las perforaciones y alcanzar además un rápido retorno de las inversiones.

Los estudios hidrogeológicos futuros permitirán conocer aun mas las áreas ocupadas por acuíferos libres y por acuíferos confinados, definiendo las direcciones de flujo de las aguas subterráneas.

Estos conocimientos y los relativos a la ubicación de industrias, áreas urbanas y zonas cultivadas, permitirán conocer la vulnerabilidad de los recursos hídricos subterráneos y por lo tanto diseñar planes para su preservación.

Los pozos productores de agua subterránea deben estar construidos según las reglas del arte y de ninguna forma es recomendable que la construcción de los mismos quede exclusivamente en manos de particulares, sin el control y supervisión de los Organismos que el Estado determine.

 

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NOTAS:

1 Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CRICYT), Mendoza, Argentina.
2 Universidad Nacional de San Juan, San Juan, Argentina.


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